Millones de ojos se volverán hacia Milán el próximo sábado 28 cuando Real Madrid y Atlético salten al césped del mítico San Siro (o Giuseppe Meazza, según se mire) para disputar la final de la Champions League. Pero la capital de Lombardía tiene mucho más que ofrecer a quien la visita, incluidos los merengues y colchoneros que inundarán sus calles durante todo el fin de semana. Aquí van unos consejos para que, gane o pierda su equipo, todo aficionado se lleve un buen recuerdo de Milán.
Mediolanum, así se llamaba Milán en la época romana, cuenta con una de las iglesias de culto católico más grandes del mundo, il Duomo. Sus 11.000 metros cuadrados pueden albergar a ¡40.000 personas! Parece que el esfuerzo valió la pena, y es que la construcción se prolongó durante casi 500 años...
Además de su enorme tamaño es, sin duda, una de las catedrales más bellas del mundo. Después de admirar su fachada neogótica y recorrer su interior plagado de altares, estatuas (destacando la de San Bartolomé), pinturas y retablos, lo mejor es ascender a su tejado y disfrutar de las mejores vistas de todo Milán bajo la atenta mirada de La Madonnina.
Desde la misma Piazza del Duomo se accede a la Galleria Vittorio Emanuele II, construida a mediados del siglo XIX y que debe su nombre al primer rey de la Italia unificada. Se la considera la precursora de los centros comerciales que conocemos hoy en día, pero para qué engañarnos, "il salotto di Milano" (como la conocen los milaneses) es mucho más bonita y elegante.
Si la atravesamos por completo nos damos de bruces con la Piazza della Scala, en la que se encuentra uno de los teatros de ópera más famosos del mundo, La Scala de Milán. Construido en 1778 y en cuyo interior se han representado obras de Verdi, Puccini o Salieri.
Ya fuera de este pequeño triángulo de obligada visita, merece la pena acercarse a contemplar el Castello Sforzesco.
Su construcción comenzó a mediados del XIV por orden de la familia Visconti. Fue destruido en 1447 y tan solo 3 años después, rehabilitado por Francisco Sforza para convertirlo en su residencia. Durante los años posteriores, Francisco y sus herederos contrataron a diversos artistas para decorar las estancias, convirtiendo el Castello Sforzesco en una de las cortes más lujosas de la época.
Puede parecer extraño, pero la visita al Cementerio Monumental de Milán es una de las más recomendables de la ciudad. En sus 250.000 metros cuadrados están enterrados los restos de los milaneses más ilustres. La singularidad y espectacularidad de las tumbas y panteones no dejan indiferente a nadie.
Terminamos la visita a Milán en la iglesia y convento de Santa María Delle Grazie. Diseñada por Donato Bramante, por orden Francisco Sforza, no es "nada del otro mundo" a simple vista. Pero su interior sí que merece mucho la pena, ya que allí se encuentra "La Última Cena" de Leonardo da Vinci, ¡casi nada!
Eso sí, se recomienda reservar la entrada con meses de antelación, contemplar una de las mayores obras de arte de la historia no es tarea fácil.
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